Encontrándome en la tranquilidad de la enfermedad, esa que es obligada, y después de tanta turbulencia festiva, ya puedo concentrarme en lo que es realmente mío. Me voy.
A Santiago, si algún día por ahí preguntaran, juraría inocencia. Yo acuso su responsabilidad. Todavía alcanza a fragmentarme un tanto. Pero solo un tanto, pequeño, diría yo. Aunque no se acuerde quien soy. O como Pedro se atreva a negarme. Pedro niega a quien quiera. Espero que Santiago no sea Pedro.
No comments:
Post a Comment