Monday, August 29, 2005

I’m too sexy for my blog

¡Bueno ya está! ¿La idea es que tenemos que delatarnos todos? Si es así pues vamos.

Mi nombre es Ledesma, si la mismísima Ledesma. Como algunos de ustedes no me conocen les voy a hacer una breve descripción, MUY BREVE –que quede claro señores y señoras, señoritas y demás– Aquellas personas que alguna vez me han visto pues tendrán que aguantarse el cuento, por supuesto no están obligados y, si quieren, abandonen el blog.

Bueno, como les iba contando soy la Ledesma, una caleñita, pequeñita sabrosa y encantadora. A mis casi 28 años, como es normal, no trago cuentos, ya no me enamoro y tampoco me caso, ya amo a los que tengo que amar y eso me es suficiente. Tengo gusto para estudiar, trabajar, fumar, beber y tener sexo, si señores y señoras, señoritas y demás, me gusta el sexo y mucho. Me gusta ir a los bares solita o acompañada, aunque prefiero los bares con pinta de cantina, de esos como para ir a beber y hablar pú si es el caso, no me gusta bailar pero lo hago bien cuando la compañía lo amerita. Cuando salgo con Andrés a bailar déjenme decirles que “abrimos pista” que llaman y nuestro repertorio va desde la salsa, pasodoble, merengue, tecno, hip hop y otros, pero lo que mejor hacemos es bailar reguetón, por aquello de lo parecido al sexo en público.

Ya les conté que me gusta mucho el sexo, pero no vayan a pensar que soy una ninfómana loca que anda por allí buscando lo que no se me ha perdido. Todo lo contrario soy una dama que encontró a los caballeros que también les gusta el sexo, que no quieren casarse ni cazarse y como soy dama y ellos caballeros pues repetimos, no puedo decir que mejor malo conocido que bueno por conocer porque la verdad son muy buenos amantes, entonces una se esmera y da lo mejor, no hay nada mas estimulante que recibir una llamada a las dos de la mañana y que te pregunten dónde estas y que la respuesta no importe porque lo que interesa es el encuentro para una noche feliz de camaradería y libre albedrío. ¡Ah casi lo olvido! Los caballeros son mis amores pasados, creo fielmente que si se establece una relación afectiva o seudo afectiva con alguien y la historia no conviene una relación de pareja única y estable pues que viva el amantazgo, tengo la posibilidad de reconocer los talentos y las bondades de mis ex amores que superan la necesidad de posesión sobre ellos además ellos también comprenden que a la Ledesma jamás la podrán poseer. ¡Tan bonitos! Por eso se les ama. No resulta casualidad que sean mis mejores amigos.

Dejando a mis amantes en paz, volvamos a mi gusto por el sexo pero antes hago una invitación para comprender que el sexo no es solo penetración, para nada, son muchas cosas mas, por favor no seamos miopes. Como me reconozco como ser sexual de nacimiento he de aceptar que no superé la fase oral de la sexualidad, y es muy probable que esa sea la explicación del placer que hallo al fumar además, como dice la canción, “fumando espero al hombre que yo quiero” pues fumemos mientras llega. ¿Qué me gusta? Sencillo: me gusta el juego de la seducción, el preludio, el “quiero, puedo y me da la gana”, el “ya y aquí”, me gusta la actitud, la intensidad, el ritmo, el no límite, el límite, el “adiós”. Y ya, listo, somos plenos, somos felices, somos libres, cada uno para su trabajo, bai.

Sunday, August 28, 2005

A los amigos y a los otros

No hay nada mas triste que sorprender en la cocina a un viejo amigo mientras somete al fuego un raro cigarrillo.

¡Ay mi Manizales del alma! Una noche mientras libábamos en el Cervantes, un buen amigo me dijo: “uno no es de donde nació, uno es del lugar donde están los amigos”. Estábamos allí, los amigos. Los amigos del “galito morte”, los de JSB, los de las pilatunas adultas contemporáneas, los que parecemos grandes pero nos negamos a “jugar a la casita”, los de síndrome de “Peter Pan”, los del tinto y las cenas, los de “¿esta noche qué hay pa’ hacer?”, los de la generación del 77 y sus alrededores, los que nos estábamos poniendo viejos y todavía no habíamos empollado. Ahora, en la distancia, nos llevamos un pedacito de todos, tranquilos porque algo bueno había pasado.

En Manizales tuve las mejores lecciones de vida, me hice fuerte, me hice la “mismísima Ledesma”. No cambio nada ni cambio a las personas que conocí, no cambiaría nunca el:

“El que es lindo es lindo, los demás que se operen” C. Escobar

“… de repente quisiera escuchar algo de tangos.” J. Muñoz

“Hágale Gallito” M. Vargas

“No me digan Chama” Chama

“Gástense la matrícula” B. Ospina

“Digamos que…” A. Aguirre

“Buenas noches, esto es Juan Sebastián Bar” E. Gálvez

“No hay que ser tan festivos” R. Castaño

“¡Viva el sexo sin amor!” N. Marín

Eso es bonito. Lo que no es bonito es encontrar al viejo amigo encendiendo un “madurito” que al ver mi descontento dice: “Fresca vieja que esto no lo hago todos los días...”. Solita llegué a Manizales, solita me fui. Había que hacerlo, había que irse, muchos nos fuimos. Fin de la historia, fin de mi Manizales.
* Madurito: bazuco

Thursday, August 11, 2005

Underwear v. 2.1

A propósito del comentario del señor De la Regueira.
En primera instancia es necesario aclarar, por si no quedó comprendido suficientemente en la versión 2.0, que la muestra de underwear se obtiene solo de aquellas personas que han estado vinculadas afectiva y/o sexualmente conmigo, por ende, no requiero de ningún underwear que no cumpla este primerísimo parámetro de selección. En segunda instancia, y no menos importante, es mi objetivo, que se concentra en satisfacer la ansiedad por conocerme y, por ahí derecho, conocer a mis amantes. Esto me place de manera infinita pues se completa el gozo que alguna vez compartí con ellos. Sumado a esto debo agregar que mis pretensiones con el estudio distan de configurar algún tipo arte premonitorio a partir de la vestimenta o “lanificamancia”, ni tampoco una “lanificalogía” de la ropa interior. El postmodernismo me licencia de reinventarme todas las palabras que quiera y acomodarlas como me de la gana.
Ahora sí, hablemos del método de estudio. El procedimiento fue algo mas o menos intuitivo. Mas, por lo espontáneo del caso, por lo de los sentimientos conjugados, pasiones, afecciones, sicopatologías, y demás cositas que hacen triste o divertida la vida; y menos, porque gracias a Dios –sí, soy creyente– algunas personas se ocuparon en estudiar las relaciones entre los objetos, el arte, la belleza, la creatividad, la forma, la mímesis y la experiencia estética, en fin, todas esas cosas que me resultan muy interesantes.
Desde el momento de mi encuentro con ese primer underwear comprendí que la función primaria de protección y soporte del miembro viril había casi desaparecido, pasó de ser un signo funcional a un símbolo. Seguido viene la pregunta ¿Símbolo? ¿Qué clase de símbolo? Entonces recurro a mis amigos Baudrillard, Barthes, Eco, Gombrich, Tartakiewicz, entre otros, y me salvan la patria… o me la complican un poco –la vida es así, no la he inventado yo– En consecuencia asumo el underwear como indicio, como objeto de deseo, de seducción y como otras tantas cosas que lo convierte en trofeo, en reliquia, en terapia. Estudio entonces las formas, los estilos, la antigüedad, el valor, los sujetos que lo portan y, obviamente, la historia con ellos.
Hay suficientes de piezas para escribir las observaciones en la serie “Underwear” –pueden hacer acto de fe porque no precisaré la cantidad que poseo, para evitar cualquier tipo de prejuicio– En la medida que las detecte escribiré mas versiones.
El estudio concluirá cuando la muestra de underwear se exponga al público con el nombre de “¡Ay hombe!”. Estarán cordialmente invitados.

Wednesday, August 10, 2005

Underwear v. 2.0



En un día cualquiera, con una pena cualquiera, perdón, no era cualquier pena… decidí sacar todas sus cosas de mi alcoba. Se las acomodé en la sala para que no fuera necesario su ingreso a mi habitación. En plena pesquisa ¡Oh sorpresa! ¡Encontré una pieza de ropa interior digna de reflexión! Esa pieza reveladora, que de ahora en adelante llamaremos “underwear”, fue suficiente para dejar de llorar. Imaginemos un pedazo de tela de algodón con algún indicio de azul, gastada hasta ponerse muy delgada, casi transparente, con la costura original deshecha y muchos remiendos. Si esta descripción resulta vaga entonces creo que debe recordar alguna canción que muy seguramente le enseñaron en el jardín, esa que decía mas o menos “Iba un pollito para la escuela con sus calzones tan remendados…” Sí, era muy divertida, tanto como ese underwear que hallé. Pero bueno, continuemos. El underwear y yo, algo así como obra y espectador, generó en mi algo muy parecido a lo que los estetas, muy cultos y muy refinados, llaman “experiencia estética”. Comprendí entonces la estupidez de mi pena ¿Cómo pude yo enamorarme del dueño de este underwear? El amor no solo es ciego, también es cochino, y yo cochina no soy, se acabó el drama.

Mi inquietud me llevó a comenzar la difícil tarea de reunir los underwear de mis pasados amores por aquello de conocerlos más, cosa que no hice adecuadamente en ese entonces, y conocerme a mí, cosa que tampoco he logrado todavía. La muestra de underwear que conservo en mi poder arroja los siguientes datos:

  1. No existe una relación directamente proporcional entre el costo del underwear y el ingreso económico del propietario.
  2. No existe patrón o norma de estilo entre el perfil profesional del sujeto y la apariencia del underwear.
  3. En la muestra se detectó que el goce por el buen vestir se concentra solo en la prendas que saltan a la vista. Solo dos casos que se presentaron guardan coherencia en su buen gusto para vestir considerando su ropa interior.
  4. A casi todos los sujetos que proporcionaron la muestra no les importa tener “el calzón roto”.
  5. Solo dos casos presentaron el underwear desteñido.
  6. En la muestra no se detectó ningún underwear tipo “tanga”.
  7. La mayoría de piezas fueron adquiridas personalmente por sus propietarios, un caso por elección de la madre y otro caso por que su tía se los hace.
  8. Los sujetos que proporcionaron la muestra creen que entregar su underwear a una mujer puede prestarse para brujería, a excepción de un solo caso.
  9. Solo tres underwear fueron entregados inmediatamente a la solicitud.
  10. Todas las piezas de la muestra son pura industria colombiana.

Por mi parte puedo decir que he sido muy tolerante. Ya no lo seré de ahora en adelante: solo un caso de esa muestra vale la pena.

Monday, August 08, 2005

Palmerita de Mario Bros. 3

Soy la mujer que no estuvo allí, aunque hubiera querido que fuera lo contrario. Como no he estado allí para que me ames procuro estar en otros lados, así sea como un fantasma que baila como la palmerita de Mario Bros. 3.
La sensatez es la madre de todas mis tristezas... es esa misma sensatez lo único que me queda.

Sunday, August 07, 2005

Es el colmo

... que a estas alturas de mi vida tenga que lidiar con estos niños que ni son mios.